El menosprecio sutil de las personas, muchas veces de las más cercanas, corrompen la autestima, las ganas de seguir luchando, las intenciones de dar lo mejor por ellas o por sí mismo.
Es muy triste, sentir en momentos, que no te valoran.
Quizá no se dan cuenta cuando hieren, en un comentario, en opiniones ligeras.
Parecería que nunca lo conocieron a uno o que no les interesas.
Al final uno se vuelve más mudo, introspectivo y tiene cara de poca alegría.
Y se sale a la búsqueda de caricias lejanas, de épocas mejores, felices, los mejores recuerdos, los mejores compañeros. Aquellos que te aprecian por cómo sos, desde los primeros tiempos.
Febrero 2017