ACERCA DE LAS OMISIONES DE LA ESPECIALIZACIÓN PRECOZ
Una Historia Personal ¡Como tantas otras!
Fredy Acosta Techera (acosta.fredy@gmail.com)[1]
Los sueños pueden llegar a hacerse realidad, puede que se hagan a medias o que no se hagan.
“¡Ojalá sea!
Sí, aprendí de la calle,
Que en vez de pegar en el palo
La de plástico daba en la piedra.
Fui alumno de mi padre,
En el patio o la vereda,
Cuando él solía decirme
-¡Así, así se le pega...!
El campito era de nosotros,
Cuando se armaba “la guerra”,
La mitad para cada lado,
La pelota a correrla.
Allí como en todos lados,
Partida, a no perderla,
Luego comentábamos goles,
Este o aquel, ¡cómo juegan!
Recuerdo aquellos días
En que soñaba ser estrella,
El fútbol de mediodía,
¡No importaba la hora que fuera!
Hoy, no se si estoy cerca,
La vida de su mano me lleva.
¡Ojalá sea a ese sueño,
Que anhelo desde la escuela![2]
Lejos de mi ciudad natal y mi familia, este poema fue escrito cuando el fútbol me hizo llegar al equipo del cual había sido hincha desde niño. El fútbol profesional me habría sus puertas y de pronto estaba rodeado de aquellas estrellas o figuras deportivas que solo veía en los diarios o escuchaba por radio. Televisión solo había una en todo el barrio y no transmitían todavía los partidos en directo, las imágenes eran escasas por este medio.
Mi infancia se desarrolló con normalidad, apoyo familiar, estudio escolar y mucho jugar por jugar, por pura diversión.
Me formé en lo motriz, en el juego de la calle, de la vereda, el campito o el patio de casa o del recreo de la escuela. Allí, experimenté lo que era perseguir o ser perseguido, llegar a una meta en carrera a pie o bicicleta o con el “andador” (aro de llanta de bicicleta que impulsábamos con un alambre en forma de gancho), lanzar un tejo o una bolita o un trompo, elevar una cometa, participar en duelos a caballito de un compañero, la lucha cuerpo a cuerpo, el saltar mas lejos o más alto, los torneos de futbolito, carambola, las pescas a veces infructuosas en la cañada, trepar un árbol, el dominar una pelota por mas tiempo sin que tocara el piso o el “picado” donde según el número de jugadores, el espacio hacía que tuvieras que resolver rápido o tuvieras el tiempo del mundo para decidir, los partidos de cabeza o “rechia” (hoy “richard”), el jugar frontón contra la pared de casa.
Es decir, fui fruto de una experiencia motriz totalmente natural e informal.
No me quejo de esto en el sentido de que esa libertad, ayudó a que uno hiciera uso de la creatividad para poder divertirse, elegíamos, proponíamos, reglábamos, jugábamos.
Cuando hubo guías siempre fueron idóneos (mi padre u otro padre, las maestras en la escuela, el técnico del equipo de fútbol infantil), todos con buena voluntad, pero sin las armas adecuadas para brindar un amplio bagaje de experimentación y que metodológicamente apuntara a algún lado, a objetivos preestablecidos.
No, no existió el docente de Educación Física en mi escuela, ni en la pública ni en el colegio privado en el cual hice mi primer año escolar. No existió el guía que hiciera entender que primero hay que aprender a dominarse uno mismo, ser más coordinado, para después poder dominar mejor un útil, por ejemplo. O porque es conveniente hacer esto o aquello, o hacerlo así sí y así no.
Molnar y Beretervide (1988, 10) “Pero en esta política de promoción es necesario que los jóvenes talentos sean guiados, controlados y conducidos por educadores capaces y concientes de los riesgos del camino de la alta competición, recorridos en forma apresurada.”[3]
No hubo un hacer motriz que apuntara ordenadamente hacia objetivos claros, con intencionalidad en ese hacer, respetando nuestros tiempos o momentos de maduración para que creciéramos armónicamente o con las coordinaciones y capacidades básicas debidamente trabajadas para en el futuro ser mejores, de lo que fuimos. Tampoco un seguimiento médico profesional con evaluaciones pertinentes que permitieran tener un historial de nuestro desarrollo y crecimiento y con ello atacar aquellas posibles deficiencias detectadas.
Por ensayo y error, me fui haciendo de una historia motriz, salud, alimentación, que luego con el tiempo, supe que fueron incompletas.
En casa, éramos muchos, en algún momento, fue como aquello de “los tuyos, los míos y los nuestros” y mis padres, trabajaron mucho para que siempre estuviera el plato de comida en la mesa. La comida no faltó, pero tal vez faltara algún ingrediente que uno necesitara en algún momento específico o sobrara alguno.
La salud, pasó por las enfermedades tradicionales de la infancia y por los primeros problemas dentales. Aparentemente sin grandes consecuencias, aunque la pérdida de piezas luego, fue importante.
Entonces, la actividad deportiva medianamente organizada en que pude participar fue el fútbol infantil o el “baby fútbol” como se lo conoce hasta ahora. Yo tenía siete años, era muy introvertido, muy flaco y largo para mi edad y me llevaron a jugar a ese deporte que me gustaba y era donde me expresaba con mucha libertad.
Era otra época, no recuerdo haber sentido la presión que veo ahora que se ejerce sobre los niños. Fue la actividad dirigida que pude empezar a tener, dirigida por alguien con voluntad pero no docente.
Pero comencé si, la exigencia de tener días y horarios de práctica y partido, de comenzar a competir por los puntos ¡y tan solo tenía siete años!, ¡y hoy día comienzan a los cinco!!
No supe de otros deportes (organizadamente) o si así fue, fue mínimo.
No aprendí a nadar, no aprendí destrezas de la artística, de basketbol experimenté tirar al aro en alguna plaza de deportes sin mayor éxito, voleibol en alguna ocasión y con técnicas rudimentarias, nada de otros deportes. Nadie me dijo de lo que era un estiramiento, ni un abdominal, ni las resistencias, ni la técnica de carrera, ni ir a remar, y más adelante no supe lo que era una sala de musculación (porque en esas épocas era tabú en el fútbol), por nombrar actividades que me hubieran ayudado a la formación.
Alguna pista sobre mis posibilidades había empezado a tener en esas carreras del recreo en la escuela o en el barrio, era veloz con respecto a mis compañeros e incluso mayores que yo, comencé también a ser hábil con el balón. Esto me mereció ser elegido para defender a mi departamento a la edad de doce años en el Torneo Nacional de la categoría en Salto.
Recién cuando llegué al secundario (a punto de cumplir 13 años), conocí a mi primer profesor de Educación Física. Este me confirmó que sí, que era rápido y además tenía otra virtud, en largo saltaba lejos y esto me mereció participar de ahí en más de la selección liceal de atletismo y representar a mi departamento en los Inter Plazas de Deportes. Salto largo, velocidad en llano y relevos, esas eran mis pruebas.
Comencé a saber que era una voltereta adelante o atrás, o intentar los primeros paros de mano, a los trece años, pero el atletismo y el fútbol no me dejaban tiempo para mejorar en otros aspectos, estos eran “secundarios”, entonces las clases de Educación Física en el liceo se transformaron para mí en entrenamientos de atletismo o fútbol, específicamente.
A los trece años, el fútbol infantil se me había terminado y ya estaba en un club que jugaba en primera en el torneo local (Naranjo F. C.) y que se nutría siempre de juveniles, porque era de barrio y no era de los equipos encumbrados. Así que, como era veloz, tenía cierta buena técnica y me seguía estirando (era un lungo, piel y huesos y con total descompensación entre el largo óseo y la musculatura), a esa edad hice mis primeras apariciones en primera. ¡Además de jugar en todas las divisiones donde hiciera falta, pues, como tenía la edad y además me gustaba!
Aquí tampoco tuve profesor, los técnicos eran o seguían siendo idóneos y no entendían, como yo no podía llegar en mejor posición en trabajos de larga duración, que otros que eran mayores que yo, pues era más joven ¡y debía tener mejores registros!
¡Si además, yo les ganaba cuando se trataba de pasadas de velocidad!
A partir de los trece años comenzó entonces el compartir el fútbol con el atletismo.
Pasaba mis horas del día entre el estudio del secundario y las prácticas de fútbol y el entrenamiento de atletismo (técnicas de carreras, velocidad y saltos con arribos a la cajonera con arena) en las clases de Educación Física del liceo y las horas extras en la pista.
Molnar y Beretervide (1988,10) “La especialización deportiva precoz (unilateral, intensiva) es un peligro para la salud del niño; pero no es menos cierto que la actividad física es una garantía de buena salud”.[4]
Molnar y Beretervide (1988, 10) “No hay impedimentos importantes y categóricos en contra de la especialización temprana, tanto desde el punto de vista psicológico como médico, siempre y cuando la selección y futura dedicación deportiva de los niños se apoye precisamente en correctas bases biológicas y psicológicas y que el trabajo y la selección metodológica esté de acuerdo con las posibilidades reales de los niños”.[5]
EDADES, ACTIVIDADES Y EL DEVENIR...
13 años- Torneos atléticos estudiantiles (locales, departamentales, inter departamentales y nacionales) y fútbol interno liceal y de la Liga Departamental de Fútbol (OFI, cuarta, tercera y primera división).
14 años- Torneos atléticos estudiantiles (idem año anterior) y torneos nacionales Inter Plaza de Deportes (atletismo). Fútbol (idem) y se suma, un torneo de fútbol inter barrial y un pasaje de entrenamientos en Danubio F. C. (querían mi concurso, finalmente ganó el criterio de mi madre diciendo que era muy chico y temía que el fútbol me alejara del estudio en Montevideo, seguí entonces en mi ciudad).
15 años- Torneos atléticos estudiantiles e inter plazas de deportes (idem) y se suman selectivas de menores en pista oficial de Montevideo, citado por Confederación Atlética del Uruguay, para integrar la selección nacional de atletismo, para sudamericano de menores en Venezuela, estaba en la posta de relevos 4 por 100 y 200 llanos (torneo al cual luego no viajaría la selección completa por falta de rubros, solamente fueron dos compañeras y un compañero que sus familias podían ayudar con sus pasajes, detalles...).
Fútbol (idem, OFI, liceal y barrial).
16 años- Torneos atléticos estudiantiles (idem). En fútbol se le agregó en esta edad, la selección de fútbol liceal para torneos locales, departamentales, inter departamentales, la selección sub veinte de Cerro Largo, también la selección mayor de Cerro Largo (en Torneo Noreste de OFI), dos torneos barriales de fútbol y un pasaje por el Club Nacional de Fútbol de Montevideo a practicar porque querían mi concurso, que ahí tampoco se concretó.
Primera lesión grave- En torneo liceal inter departamental de fútbol jugando frente a Maldonado, esguince de tobillo del pie derecho, mala atención inicial, mala recuperación, lesión crónica por siempre, pisaba en cualquier desnivel y ahí estaba, otra vez la inflamación. Un traumatólogo diseña una talonera plantar para que use con zapatos de andar y me asegure estabilidad en el pie.
Segunda lesión grave- En práctica de fútbol, desgarro en isquio tibiales de pierna derecha, que tendrá reincidencias y secuelas posteriores.
17 años- Torneos atléticos estudiantiles (idem), fútbol (idem), se le sumó otro pasaje por el C N de F a practicar y por C A Defensor, que querían mi concurso y otra vez no se concretó.
Reincidencia de una lesión- En la final nacional de fútbol liceal frente a Río Negro en el estadio Mario Sobrero de Rocha, culminé dicho partido con desgarro nuevamente en los isquiotibiales de pierna derecha. Esto me impidió un mes después poder haber participado de las finales nacionales de atletismo liceal en la ciudad de Minas, me llevaron a pasear y de apoyo a los compañeros.
Tercera lesión grave- Al poco tiempo de haberme recuperado del desgarro anterior, sufro una nueva e importante ruptura de fibras, desgarro en el recto anterior de cuádriceps de pierna izquierda en su porción superior. Mi equipo me envía a Montevideo para que me vea un “entendido”, que no lo detecta y me propone muscular la zona, fortalecerla (con bolsa de arena) y que no abandone la actividad. Ahí comienza a aparecer con el tiempo una enorme cicatriz en la zona afectada.
Recuerdo más adelante, al estar en la selección nacional juvenil de fútbol, el comentario entre asombrado y bromista del profesor cuando vio la enorme secuela en el recto del cuádriceps: - “¡Pero tiene suerte... ahí no le va a pasar más nada!
Además- Me detectan a esta edad Hipertensión arterial. Luego de esto toda mi vida me han hecho baterías de exámenes sin encontrar la causa de la misma, he estado medicado y nunca dejé el deporte.
18 años- Ya no está el atletismo en mi agenda diaria, sí el fútbol que me consume el tiempo por completo.
Sigo en el torneo de la Liga Departamental, la selección sub 20 de Cerro Largo (torneo inter departamental y nacional) y aparece la sorpresa de ser citado para el plantel de la Selección Juvenil Uruguaya sub 18 que concurrió a Cannes, Francia.
Interés de C A Peñarol, para obtener mi concurso, no se concreta, pues yo quería representar a mi departamento en el torneo nacional juvenil que se desarrollaría en nuestra propia ciudad, Melo.
Importante es que a esta edad culminé el bachillerato en forma completa (eterno agradecimiento a mis padres visionarios).
Reincidencia de una lesión- A poco de que se determinara la lista definitiva de la selección juvenil que viajaría a Cannes, vuelvo a tener una torcedura importante en el tobillo derecho, en un partido de práctica en la ciudad de Tarariras (Colonia). Ahí perdí la titularidad en la selección, pero pude rehacerme y demostrar que podía quedar entre los dieciséis jugadores del plantel que viajaban, ¡buenos vendajes mediante!
19 años- Continúo jugando en mi equipo en la Liga Departamental de Cerro Largo y luego paso a formar parte de los planteles del Club Nacional de Fútbol de Montevideo.
En esos momentos me habían mandado a una consulta médica en Montevideo, por el tema de mi tobillo derecho y se pensaba rehacer de alguna manera (mediante operación) los ligamentos laterales externos dañados. Los médicos de Nacional determinan que no era necesaria dicha operación y que solo debía entrenar y fortalecer las zonas musculares intrínsecas de la pierna y el pie, cosa que fue de total acierto. Recuerdo haber estado en el Ateneo médico del Hospital de Clínicas sentado en una mesa y con el pie colgando, para que todos vieran el caso que seguía haciendo deportes con tal problemática en la articulación del pie. Fui llevado ahí por los médicos “tricolores”, (espero haber servido de algo para la carrera de los profesionales). El tobillo, finalmente, nunca fue el problema en Montevideo.
Cuarta lesión grave- Tendinitis en el “tendón de Aquiles” de pierna derecha, me dejó sin caminar. El tratamiento de reposo y fisioterapia me recuperó (esto sucedió antes de llegar a Montevideo a Nacional).
Quinta lesión grave- Desgarro importante en la zona de aductores de muslo de la pierna derecha, ocurrido en una de las primeras prácticas al llegar a Nacional.
20 años- Integro los planteles de tercera y primera división del Club Nacional de Fútbol.
Reincidencia de una lesión- Vuelta a sentir la zona de posteriores de muslo de la pierna derecha. Se decide una infiltración curativa y reposo. Nunca más volví a sentir algo en esa región muscular.
Sexta lesión grave- Recuperado de la lesión anterior y ya haciendo fútbol, en una práctica, en una caída, mi pierna izquierda se golpea violentamente contra el piso, la rodilla quedó inestable y la inflamación fue instantánea.
Rotura de menisco, en ese momento se opera y se saca el externo de la rodilla izquierda. Era el que se consideraba roto. Me llevó unos meses, recuperarme.
21 y 22 años- Continúo con el fútbol en Nacional.
Séptima lesión grave- En partido oficial de tercera división, me desgarro en zona superior del recto de cuadriceps derecho, varias fibras rotas. Como finalizaba el año, fue reposo total, fisioterapia y a esperar la nueva temporada.
A todo esto, había jugado todo un año con cierta inestabilidad en la rodilla izquierda, lo que hacía presumir que el menisco interno, también estaba roto.
Así como dañados los ligamentos cruzados de la rodilla, que nunca fueron operados.
Octava lesión grave- Al inicio de la nueva temporada se decide operarme del menisco que me quedaba en la pierna izquierda. Me lo sacan y la evolución fue fantástica, en veinte días estuve jugando al fútbol nuevamente, sin inconvenientes, con la pierna más segura y fuerte. Esto hace que me citen nuevamente para integrar la primera división. Se venía la presentación del equipo para la temporada, el “Nacional de las Estrellas” en el Parque Central, frente a un invitado argentino, Gimnasia y Esgrima de la Plata.
Novena lesión grave- En dicho partido, juego solamente veinte minutos, pues, los tapones del zapato de fútbol del pie derecho, quedaron trabados en el piso en un giro. El pie no giró, sí la rodilla, al intentar correr, la pierna se me iba a los lados, tuve que salir, la inflamación en la rodilla fue enorme y a la semana estaba operado del menisco externo de la rodilla derecha. Hacía solo dos meses de la última operación. La recuperación me llevó más tiempo que las anteriores.
23 años- En la misma temporada y casi al finalizar, sucedió lo mismo que con la otra rodilla.
Décima lesión grave- Hubo que sacar el menisco interno, el que quedaba de los cuatro. La recuperación fue muy lenta, me costó mucho ganar tono muscular nuevamente. Tal vez el desánimo por tanta lesión y ver la perspectiva de futuro, no ayudó a que me recuperara más rápido.
24 años- La institución me mantuvo en sus planteles. Los médicos dijeron que yo podía seguir jugando, con buena preparación y fortaleza en los cuadriceps. Que los ligamentos cruzados no estaban bien pero que no serían operables (en ese entonces no se realizaba la operación de cruzados que se hace hoy día, tampoco existía la artroscopía para operar meniscos, los profesionales uruguayos, recién la estaban estudiando).
Undécima lesión grave- Promediando esta nueva temporada, ya sin meniscos, lo que vuelve a suceder es otro desgarro en el recto del cuadriceps de pierna derecha, esta vez en la porción inferior. No fue una gran ruptura de fibras musculares, es más me dejaba entrenar por cierta cantidad de minutos, para luego comenzar a molestar y no dejarme correr. Se solucionó nuevamente, con una infiltración curativa y fue mi último desgarro en mi vida deportiva, así como también fue mi última temporada de fútbol profesional.
A esta altura, cuando la institución de la que he sido hincha toda la vida me dejó en libertad de acción, la decisión ya estaba tomada: dejaría de jugar a este nivel, pues las lesiones ocasionadas a mi físico, podían llegar a más y me podían impedir, no solo el fútbol, sino también una carrera profesional para el resto de mi vida. Debía volver a los libros y ser profesor de Educación Física, (aprender a nadar mediante, para el examen de ingreso era imprescindible, ¡¡¡era un bloque de granito en el agua!!! No me olvidaré nunca mis primeros manotazos en el agua allá en el club Neptuno, luego en Biguá y en el club Juventus). Era una de mis metas, desde aquella vieja época liceal, donde conocí a mi primer profesor de Educación Física que me lo incentivó, al igual que los profesores en el equipo de Nacional o mi profesor de la selección nacional juvenil,
-“Usted tiene las condiciones para hacer esa carrera volando...” me dijo una mañana mientras entrenábamos en el Parque Batlle y observábamos el Instituto Superior de Educación Física.
Las vivencias que fui teniendo en el deporte, que me marcaron mucho, me fueron diciendo que sí, que debía hacer docencia, mucha docencia.
Pedí pase de Nacional a OFI y me fui a jugar (mientras estudiaba Educación Física y el curso de Técnico Deportivo) a la liga de Colonia de Nueva Helvecia, en el Club Sparta. También jugué para despuntar el vicio, en Nacional y Rentistas Universitario y luego, jugar por jugar, enseñar por vocación y preparar físicamente a deportistas, sin dejar desaparecer nunca al docente.
En estas etapas volvieron, solamente, a aparecer estos problemas:
-En Educación Física, reincide la tendinitis del Aquiles de pierna derecha (aquí me enyesaron para inmovilizar) y luego fisioterapia. Estaba en segundo año del curso, tenía 26 años. Además de sufrir inflamaciones en las rodillas en clases que exigían mucho dichas articulaciones, como eran Básketbol, Gimnasia Artística, el propio Atletismo, donde me cuidaba lo que era posible, debía salvar esas materias.
27 años – Me recibo de Profesor de Educación Física y en el mismo año de Entrenador de Fútbol.
33 años - Me operaron nuevamente la rodilla izquierda (esta vez sí mediante artroscopía) para realizarme una limpieza de la misma, pues aún sin tener meniscos, se me trancaba. El médico que intervino, me pidió que no diera clases en las que el alumnado me siguiera a mí y en las cuales yo estuviera trabajando en flexión extensión de piernas (caso localizadas o aeróbicas), así he intentado hacerlo, o que no jugara fútbol en pisos duros o con cierta intensidad, así he intentado hacerlo, pero a veces hay que compartir el juego con los alumnos, demostrar ejercicios, jugar algún encuentro con compañeros de trabajo, en fin...”sarna con gusto no pica”.
Es cierto que aprendí mucho de lo que no se debe hacer, de cómo debería hacerse, de cuando debería comenzarse o no determinadas actividades, es cierto también que me sigo preguntando el por qué de mis tantas lesiones y voy a la base:
-¿Alimentación adecuada o no?
-Educación Física de Base al nivel formal inexistente en el nivel preescolar y escolar.
-Es decir, nula formación en el crecimiento y desarrollo guiada por parte de profesionales,
-Actividad deportiva prácticamente unilateral e intensiva a corta edad,
-Descompensación osteo muscular por siempre (acortamientos en los posteriores de muslo, en los vastos externo e interno de cuadriceps que no me protegían las rodillas), La mejor flexibilidad y movilidad articular, las logré de “viejo” luego de dejar el fútbol competitivo y gracias a aprender técnicamente cómo se debía hacer y a los trabajos de las gimnasias en la carrera de profesorado en el ISEF.
-Desigualdad gigantesca entre la potencia de piernas y la del tren superior, aún recuerdo, hoy con gracia, ayer con vergüenza, cuando en los test iniciales al llegar a Nacional, en flexiones de barra fija logré solo una repetición ¡¡y no pude realizar una flexión de brazos más!!
-Magro desarrollo de las capacidades de resistencia aeróbica y resistencia muscular localizada. En los testeos de resistencia de larga duración cumplía siempre con malas actuaciones, no así en los trabajos anaeróbicos alácticos, en donde se requería velocidad de desplazamiento o movimientos explosivos. La resistencia aeróbica comprobé que la había mejorado y mucho, después que aprendí a nadar y entrené natación para los exámenes dentro del ISEF (también de “viejo”).
-Los cinco años (de 13 a 18 años) de entrenar salto largo, con sus arribos y caídas en la arena (muchas veces no solo arena), ¿me perjudicaron? ¿Debilitó mis articulaciones de rodilla, creando esa actividad lesiones crónicas en pleno crecimiento y desarrollo? Sobre todo por no tener una real preparación o saludable fortaleza para ello.
-En la preparación física del fútbol profesional (en los acondicionamientos físico básicos, “pretemporadas”) viví el furor del entrenamiento en la arena suelta (médanos y playa) para ganar en fuerza y resistencia. Aquí cargábamos a otros compañeros de peso similar o ruedas de auto, para trepar un médano por ejemplo. Ganábamos en volumen y fuerza muscular, pero se supo más adelante que también ganábamos en debilidad tendinal y ligamentosa y así se desprotegían articulaciones (tobillos, rodillas, caderas), hechos que hasta hoy son discutibles por los profesionales.
-Algunos suponen que tan solo la carrera en la arena suelta es perjudicial para algunos deportes que requieren de velocidad de desplazamiento, arranque y freno, giros, o cambios de dirección. Pues el no poder realizar una buena zancada, una buena extensión de la pierna de empuje en la arena por ser piso irregular, blando e inestable, las articulaciones permanecen en buena parte flexionadas y no permiten una buena técnica de carrera. Se atenta así también contra el desarrollo de la velocidad.
Finalizando.
Es decir que buscar las causas de tantas lesiones puede pasar por muchos puntos importantes que tienen que ver con las posibilidades de buena alimentación y salud y formación física general de base. Por la actividad unilateral e intensiva sin estar debidamente preparado para ello y la donación de los genes (algo incambiable) por parte de mis padres.
Sé que soy uno de los tantos casos en nuestro país, que les ha tocado convivir con las eternas lesiones y estas, a unos más y a otros menos, les ha permitido llegar también más o menos lejos a cierto nivel deportivo. Las causas para muchos son las mismas por no tener posibilidades desde temprana edad (entre otros aspectos que he mencionado), de una buena Educación Física de Base y apoyo desde varias disciplinas (médicas, psicológicas, sociales).
Hoy como docente trato de ejemplificar, de hacer saber y de que se conozcan las posibles consecuencias, no para que se evite hacer actividad física o deportiva, cuando uno de sus primeros objetivos es el acrecentamiento de la salud, sino para que se entienda que hay que formarse de la mejor manera, estar preparado adecuadamente, tener voluntad y entrega y paciencia para superarse y tener sabiduría para saber escuchar a los que nos pueden dejar algo, sobre todo los buenos consejos de la experiencia.
Hoy la imagen que doy a los alumnos o colegas con mis rodillas bastante deformes por el rozamiento óseo y acelerada artrosis, no es muy buena, así que trato de no estar mucho en las clases de short y sí de pantalón largo, sino, ¡pasaría dando explicaciones!
Además tampoco mis acortamientos musculares y secuelas de desgarros, ayudan a la buena imagen física de este docente. Solo en momentos especiales sirven de ejemplo.
Para culminar, un par de anécdotas con un poco de humor (aún en la tragedia hay lugar para algo cómico) que reflejan por un lado, aquel deseo o sueño desde la escuela al cual podría haber llegado “si no fuera por” y por el otro, el cómo estoy.
Un reconocido periodista que sabe de mis pasos por la Selección Juvenil Nacional Campeona en Cannes en el año 1979 y por la tercera y primera división de Nacional de Montevideo en los inicios de los años ochenta, cada vez que me encuentra en los entornos futboleros o cualquier otro lugar, me recibe con esta frase antes de saludarme,
- “¡Ahí está la promesa que nunca dejó de ser promesa...!”
Otra- No hace mucho estaba yo en el frente de mi casa, arreglando el jardín y cortando el pasto, un día de verano, cuando frente a casa para un auto y veo que se aprestan a bajarse. Pensé que era alguien que quería consultar alguna dirección de la zona, pues no conocí el auto.
Pero la sorpresa fue ver a uno de los doble campeón del mundo con Nacional que hacía mucho que no veía, con el cual habíamos compartido entrenamientos, algún partido e incluso trabajo en una escuela de fútbol.
Caminando hacia mí, con su señora, me dijo en tono jocoso,
-“¡Pasaba y te aseguro que te reconocí por las rodillas...!
Además siempre me recuerda,
-“¡Tienes el récord en los libros médicos de Nacional...!
Aquí no he querido culpar ni encontrar culpables, todo sucedió de alguna manera como ha sucedido desde hace mucho tiempo en nuestro país, con nuestros niños y jóvenes.
Solamente he querido ejemplificar posibles causas y consecuencias, que de alguna manera ayuden a comprender de la importancia de la Educación Física de Base desde la edad preescolar con buena frecuencia y tomada en serio como materia dentro del currículo escolar y del secundario, apoyando una buena formación integral.
También ver la importancia del apoyo que debe tener una familia cuando tiene un hijo o hija con condiciones o talento para tal o cual actividad físico deportiva, apoyo de profesionales tales como, preparador físico, entrenador, evaluador, nutricionista, asistente social, psicólogo, médico, dirigentes, etcétera.
Desde estas páginas va un recuerdo para todos aquellos profesionales e idóneos bien intencionados que me conocieron, ayudaron, apoyaron y aconsejaron en mis actividades físico deportivas. Y también tuvieron mucha paciencia para ayudarme en la recuperación de mis diversas lesiones y en el seguimiento de mi enfermedad crónica, la hipertensión. Les respondí lo que pude, tal vez el destino se fue marcando desde tempranas edades. A todos ellos gracias, todo ha sido un gran aprendizaje, donde se compartieron muchas experiencias.
Sin más les saludo y me despido hasta un próximo encuentro.
Fredy Acosta Techera
Profesor de Educación Física y Entrenador Deportivo
BIBLIOGRAFÍA
-Luna J. Pablo y Fredy Wilson (1982) “Dos Ëpocas”, Melo, Atlas
-Molnar, G y Beretervide, J (1988, manual curso)”Aspectos Biológicos del Crecimiento Aplicados a la Educación Física Infantil”.
Tercer Congreso Uruguayo de Educación Física, Deportes y Recreación, Montevideo, organizado por Revista Nexo Sport.
Gentileza Revista ISEF Digital (Publicado en www.isef.edu.uy en junio de 2008)
[1] Profesor de Educación Física y Entrenador Deportivo en Fútbol
Titular Cátedra de Fútbol, Universidad de la República, ISEF, Montevideo (1998 a 2007)
[3] Molnar, G y Beretervide, J (1988, 10, manual curso)”Aspectos Biológicos del Crecimiento Aplicados a la Educación Física Infantil”.
Tercer Congreso Uruguayo de Educación Física, Deportes y Recreación, Montevideo, organizado por Revista Nexo Sport.
[4] Molnar, G y Beretervide, J. (1988, idem)
[5] Molnar, G y Beretervide, J. (1988, idem)